Un debate que ha surgido en los últimos tiempos, generando la guerra y la división de opiniones. Pues hoy venimos a hacer de mediadores, porque no deberíamos ponernos de un lado u otro, sino compartir todos la discusión ya sea sosteniendo una buena copa de vino o una jarra helada de cerveza.

Antes de empezar hay que saber que las calorías, tanto de la cerveza como del vino, se calculan en base a la cantidad de alcohol que tengan, pues el aporte calórico por parte de otros nutrientes es despreciado. Así mismo el alcohol de las bebidas es siempre etanol, no existen alcoholes peores o mejores como pasa con las grasas o los glúcidos.

A mayores tenemos que el contenido alcohólico del vino es sabido que es mayor que el de la cerveza, estos parten de una graduación alcohólica mínima del 9 % vol. y pueden llegar fácilmente a tener una graduación del 10, 13 y 14 % vol., mientras que las cervezas suelen rondar una graduación alcohólica del 6 % vol. (esto en el panorama español, pues hay cervezas que pueden igualar y superar en graduación alcohólica a muchos vinos en países del norte y este de Europa).

Bien. Con todo esto llegamos al razonamiento lógico de que el vino tiene más calorías que la cerveza al tener una mayor cantidad de alcohol y es cierto, pero a grandes rasgos. Hay que recordad que no todos los vinos son iguales, ni todas las cervezas son iguales, cada uno tendrá sus valores calóricos*.

Aún con todo existen unos valores calóricos promedio para orientar a los curiosos, no siempre son iguales según el estudio, pero sí rondan cifras similares (todo esto en función del volumen de alcohol con le que se haya trabajado). Por cada 100 ml de bebida tenemos: en la cerveza un aporte de 45 kcal y en el vino de 80 kcal (Datos tomados de Mataix J. y cols. “Tablas de Composición de Alimentos Españoles” 3ª Ed.).

Ahora, ¿bebemos la misma cantidad de vino que de cerveza? Pues curiosamente cuanto mayor es la graduación alcohólica, menos bebemos. Mientras que el vino se consume en copas de 110 ml, en la cerveza el consumo mínimo es de 250 ml, pasando por los más habituales 330 ml y llegando incluso a los 500 ml en algunas ocasiones. Como podemos ver, el consumo de “una” cerveza puede duplicar, triplicar o quintuplicar el volumen de una copa de vino; siendo las calorías consumidas 112’5 kcal, 148’5 kcal o 225 kcal frente a las 88 kcal de la copa de vino. Luego ya tenemos el si esa persona se va a conformar con una sola copa, eso ya se lo dejamos a cada uno.

A mayores, no ya sólo tenemos el tema de las calorías; la cerveza a pesar de gustar a un mayor sector de la población por su sabor más suave y mayor sensación de refrigeración cuenta, por desgracia, con un par de pegas como son la sensación de hinchazón por el gas carbónico que presenta (pudiendo llevarnos a situaciones embarazosas por la expulsión de gases de forma incontrolada) y el que es el mayor problema: la celiaquía, que causa problemas de salud a las personas intolerantes al gluten (compuesto presente en los cereales), haciéndoles imposible tomar alimentos que lo contengan. El vino en ese sentido toma ventaja pues, a excepción de los vinos espumosos, la carbonatación es algo que no se desea que esté presente y en el tema de intolerancias y alergias el vino no supone una amenaza por lo general, pues poco es el porcentaje de la población alérgico a sus compuestos.

En definitiva, si lo que te preocupa es la línea, de primeras recomendamos el consumo de este caldo (siempre con moderación). Pero ambas son excelentes ideas, siempre que no tengas algún problema de salud asociado, para acompañar los mejores momentos.

*Si realmente estás interesado en calcular el valor calórico de cada bebida alcohólica lo que tienes que hacer es multiplicar su graduación alcohólica por 0,8 g/ml (la densidad del alcohol) y por 7 kcal/g (aporte energético de cada gramo de alcohol). Así obtendrás las calorías que te aportan 100 ml de esa bebida. Ya sólo quedaría hacer una regla de tres para saber las calorías en cualquier volumen de dicha bebida.

 


 

A debate that has emerged in recent times, generating war and the division of opinions. So today we come to mediate, because we shouldn’t fight, we should discuss with calm and holding a good glass of wine or an iced beer.

First you have to know that the calories, both beer and wine, are calculated based on the amount of alcohol they have, because the caloric intake from other nutrients is despicable. Also, the alcohol of the drinks is always ethanol, there are no worse or better alcohols as it happens with fats or carbohydrates.

The alcoholic content of the wine is known to be greater than the beer, they start with a minimum alcoholic strength of 9% vol. and can reach a graduation of 10, 13 and 14% vol., while beers usually have an alcohol content of 6% vol. (This is the Spanish panorama, since there are beers that can equal and exceed in alcoholic strength many wines in northern and eastern European countries).

All right. With all this came to the logical reasoning that wine has more calories than beer, because it has a greater amount of alcohol, and it is true, but roughly. You have to remember that not all wines are equal, nor are all beers equal, each one has its caloric values ​​*.

For the most curious there are some average caloric values, they are not always the same according to the study, but they are similar figures (all this depending on the volume of alcohol that has been worked with). For each 100 ml of drink we have: in the beer a contribution of 45 kcal and in the wine of 80 kcal (Data taken from Mataix J. et al. “Tables of Composition of Spanish Foods” 3rd Ed.).

Now, do we drink the same of wine as beer? Well, interestingly, the higher the alcohol content, the less we drink. While the wine is consumed in cups of 110 ml, in beer the minimum consumption is 250 ml, going through the most common 330 ml and even reaching 500 ml in some occasions. As we can see, the consumption of “one” beer can double, triple or quintuple the volume of a glass of wine; being the calories consumed 112’5 kcal, 148’5 kcal or 225 kcal compared to 88 kcal of the wine glass.

There’s not only the issue of calories; beer, unfortunately, has a couple of drawbacks such as the sensation of swelling due to carbon dioxide gas (which can lead to embarrassing situations by the expulsion of gases in an uncontrolled way) and the one that is the biggest problem: the celiac disease, which causes health problems to people intolerant to gluten (compound present in cereals), making it impossible to take foods that contain it. Wine in that sense takes advantage, except for sparkling wines, carbonation is something that does not want to be present and in the matter of intolerances and allergies wine is not a threat in general, because little is the percentage of the population allergic to its compounds.

If what worries is to be slime, the first one we recommend is the wine (always with moderation). But both are excellent ideas, as long as you do not have associated health problems, to accompany the best moments.

* If you are really interested in calculating the caloric value of each alcoholic beverage you have to do is multiply its alcohol content by 0.8 g / ml (the density of alcohol) and by 7 kcal / g (energy contribution of each gram of alcohol). This way you will get the calories that you get with 100 ml of that drink.

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